Lectura: La invasión del baboso.

Ejercicio de comprensión lectora. Lee el texto con atención y escoge la respuesta correcta para cada pregunta.

La invasión del Baboso

Llevo dos días en la cama con anginas. Ayer tuve mucha fiebre. Estar enferma es una cosa rara, a ratos te sientes muy mal y a ratos te sientes estupendamente. Quiero decir que hay momentos en los que te duele la cabeza, y te lloran los ojos, y parece como si te estuvieran apretando todo el cuerpo, es muy desagradable; pero en otros momentos te sientes bien, sólo un poco débil o perezosa o somnolienta. Y entonces es un gusto, porque la cama es como una cueva pequeñita y tú te acurrucas dentro de ella como un oso; y no vas al colegio y te compran tebeos y te hacen muchos mimos y te ponen la habitación medio a oscuras; y las sombras parecen personas o animales. Es un gusto estarse entre las sábanas toda la mañana imaginando que el pico del armario es un caballo y que encima de la lámpara se columpia un enano. Luego te repantigan entre almohadones y te dan el desayuno y la comida en la cama como si fueras una reina, jamoncito de York y cosas ricas, nada de purés repugnantes.

Además me tengo que aprovechar ahora, porque yo casi nunca estoy enferma.

Por ejemplo, cuando nació el Baboso quise ponerme enferma pero no pude. Me pasaba los días asomada a la ventana con la boca abierta y bebiendo agua fría y masticando cubitos de hielo, para ver si así me salían las anginas como ahora. Pero no hubo manera. También metí los pies en los charcos y fui a visitar a la hermana de un compañero porque tenía la varicela, y me senté en mitad de las corrientes. Todo inútil. Yo quería ponerme mala por entonces para ver si así me hacían un poco de caso. Los padres son la pera: en cuanto que tienen un niño pequeño cerca se ponen como tontos. Debe de ser cosa de la edad, que a los mayores se les va reblandeciendo la cabeza. A mí que me expliquen qué atractivo tiene un niño pequeño, que es un montón de carne que no hace más que dormir y llorar. Y además los bebés están siempre llenos de cacas y de pises y cuando los coges en brazos te vomitan encima. O sea, es mundialmente conocido que todas esas cosas son un asco, ¿no?

No es justo: nosotros éramos una familia bastante buena, o sea, mamá, papá y nosotros dos, el Marciano y yo, que sólo nos llevamos un año de edad. Y, de repente, cuando todo estaba tanorganizado, zas, apareció el Baboso y todo se volvió patas arriba. Ya no hay tiempo de nada, ni salimos al cine, ni vamos al zoológico, ni hay tranquilidad con ese enano llorando todo el día.

Para peor, al principio mis padres le contaban a todo el mundo que yo estaba feliz.

—La niña está encantada con su nuevo hermanito.

Eso es lo que decían, hay que fastidiarse. Como si una pudiera encantarse así de golpe y porrazo con un saco de cacas, pises, babas y vómitos.

Pero mis padres no hacían más que repetir eso, que a mí me gustaba el Baboso. Y yo soy muy tonta, porque a menudo hago más caso a lo que los demás dicen de mí, que a lo que yo pienso por mí misma. O sea, que yo oía a papá y mamá y entonces intentaba que me gustara el Baboso o que por lo menos pareciera que me gustaba.

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Rosa Montero, Las barbaridades de Bárbara
Ed. Alfaguara. Texto adaptado

Ejercicio de la pruebas de evaluación de sexto. Evaluación de las competencias básicas de la educación primaria. 2011.